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Una visión iluminadora: Un recorrido por la historia de la fluoresceína en oftalmología

En el mundo de la oftalmología, donde la precisión y la claridad son primordiales, la introducción del colorante de fluoresceína ha sido revolucionaria. Esta vibrante sustancia ha iluminado los ojos de pacientes y médicos por igual, ofreciendo valiosas perspectivas sobre la salud y el funcionamiento oculares.
Acompáñenos en un viaje a través del fascinante uso de la fluoresceína en oftalmología y su perdurable impacto en el cuidado de los ojos.

Imagen capturada después de la entrega del tinte AK-Fluor al 10%. Fotografía cortesía de James B. Soque, CRA, OCT-C, COA, FOPS, especialista en diagnóstico por imagen, Vitreoretinal Consultants of New York.

Primeras aplicaciones clínicas

El viaje de la fluoresceína a la oftalmología comenzó a principios del siglo XX, cuando los investigadores reconocieron su potencial como herramienta de diagnóstico de las enfermedades oculares.
En 1920, el oftalmólogo alemán Carl von Hess realizó uno de los primeros estudios con angiografía fluoresceínica para visualizar los vasos sanguíneos de la retina en animales. Sin embargo, no fue hasta la década de 1950 cuando la angiografía con fluoresceína se impuso como técnica clínica para obtener imágenes de la vasculatura retiniana en humanos.

Avances en el diagnóstico

A mediados del siglo XX, el tinte de fluoresceína se fue integrando cada vez más en la práctica oftalmológica, gracias a los avances en la tecnología de la imagen y las técnicas clínicas.
Los oftalmólogos empezaron a utilizar la angiografía fluoresceínica para diagnosticar y controlar una amplia gama de afecciones de la retina, como la retinopatía diabética, la degeneración macular y las oclusiones vasculares retinianas.
Cuando se inyecta en el torrente sanguíneo, las imágenes de lapso de tiempo captan su movimiento, lo que proporciona información sin precedentes sobre el flujo sanguíneo de la retina y las anomalías microvasculares, revolucionando el tratamiento de estas enfermedades que ponen en peligro la vista.
En EE.UU., Keeler suministra tintes inyectables de fluoresceína dentro de su amplia gama farmacéutica, que está a disposición de los médicos del sector de la salud ocular.

Inserción de la diabetes. Imagen capturada después de la entrega del tinte AK-Fluor al 10%. Fotografía cortesía de James B. Soque, CRA, OCT-C, COA, FOPS, especialista en imagen, Vitreoretinal Consultants of New York.

Aplicaciones corneales

Además de su función en la obtención de imágenes de la retina, la fluoresceína se utiliza habitualmente con un filtro azul de cobalto para evaluar la salud de la córnea. Muchos de los productos de diagnóstico de Keeler incorporan un filtro azul de cobalto para este fin, incluidos tanto los oftalmoscopios directos, como las lámparas de hendidura y los equipos de diagnóstico manuales, como los binoculares indirectos.
Los médicos empezaron a utilizar la tinción con fluoresceína para detectar abrasiones corneales, defectos epiteliales y ulceraciones. La capacidad del tinte para resaltar las zonas dañadas de la superficie corneal resultó muy valiosa para orientar las decisiones de tratamiento y supervisar los procesos de cicatrización.
Además, la fluoresceína se convirtió en una herramienta esencial en la adaptación y evaluación de las lentes de contacto, garantizando una comodidad y unos resultados visuales óptimos para los pacientes.

Precauciones de uso

Aunque la fluoresceína ha aportado iluminación a la práctica oftalmológica, es importante abordar su uso con precaución.
Algunos pacientes pueden experimentar molestias leves o reacciones alérgicas al exponerse al tinte de fluoresceína. Además, existe el riesgo de manchar las lentes de contacto blandas si no se enjuagan bien del ojo después de su uso.
Una cuidadosa atención a la técnica adecuada y al historial del paciente puede ayudar a mitigar estos riesgos, garantizando una experiencia suave y segura para todos.

Evolución del diagnóstico del ojo seco

En las últimas décadas, la fluoresceína ha desempeñado un papel fundamental en el diagnóstico y el tratamiento del síndrome del ojo seco, una afección ocular frecuente con diversas etiologías.
Al evaluar la dinámica y la integridad de la película lagrimal mediante tinción con fluoresceína y mediciones del tiempo de ruptura de la lágrima, los oftalmólogos adquirieron un conocimiento más profundo de la fisiopatología del ojo seco y adaptaron las estrategias de tratamiento para abordar los mecanismos subyacentes de la enfermedad.
Las pruebas basadas en la fluoresceína siguen siendo la piedra angular de la evaluación de los pacientes con ojo seco y permiten realizar intervenciones personalizadas para aliviar los síntomas y mejorar el confort ocular.

Conclusión

Desde su descubrimiento en el laboratorio hasta su adopción generalizada en la práctica clínica, la historia de la fluoresceína en optometría y oftalmología es un testimonio del poder transformador de la innovación científica.
Al reflexionar sobre su trayectoria, nos maravilla la capacidad de la fluoresceína para arrojar luz sobre las intrincadas complejidades de la anatomía y la fisiología oculares, lo que permite a los médicos ofrecer una atención oftalmológica superior con precisión y compasión.
En un campo en constante evolución impulsado por la curiosidad y el descubrimiento, la fluoresceína sigue siendo un faro brillante de progreso y posibilidad, iluminando el camino hacia un futuro más brillante tanto para los pacientes como para los médicos.

Conjuntivitis alérgica con mucosidad. Foto cortesía de Keeler.